20 abril 2014

 DEMASIADO TARDE PARA IRSE A DORMIR 
DEMASIADO PRONTO PARA LEVANTARSE


16 abril 2014

el palo



13 abril 2014

CABALLO


12 abril 2014

monos y caballos


10 abril 2014

Madera de color caramelo

La madera tenía un color caramelo transparente, brillaba con tanto barniz y parecía recoger la calma entre las betas. Ya llevaba tiempo tallada, antes de este día que deslumbró de la misma forma, jugando con las sombras de cualquier lugar por donde pasé mientras no pensaba en tristezas, casualmente.

Toda la tarde fue igual, llena de colores, y al caer el sol llegué a ver el río en otro lugar que nunca estuve, arrastrándose con fuerza por las piedras en un caudal inmenso y salvaje, como si acabara de brotar, fue entonces, en ese rato, mientras esa vida corría y se llevaba todo lo que encontrara a su paso, más vida, más agua, más luz, más aire, saludé al sol en un acto casi de broma, que hacía tiempo que no, y estiré mi cuerpo en plan sacro para sentir ese algo más que no se es consciente que se pierde.

Al día siguiente, otro día igual en apariencia, la luz atiborrada de brillos diferentes por los cristales de color, penetraba desde aquella enorme claraboya de cuando era niño y no entendía nada al mirar hacia arriba cada domingo, dispuesta para que los visitantes pensaran que existe un algo más encima del tejado, naturalmente existe.

El agua impregnada de letanías salpicó la madera de color caramelo dando más reflejos en pequeñas perlas esparcidas y desiguales, pero no sonó ninguna música y menos la que yo querría para mí, la que me estimula cuando el silencio ya no me dice nada, ni las sonrisas con alguna gota de agua salada, notar lo que no se nota y estar donde no se está, volar ya chamuscado en un rito de total armonía, pero en este caso el vehículo avanzaba lentamente, manteniendo el peso del paso calmado de algunos de los que veíamos un camino terriblemente conocido al final.

Y entonces surgió el brote emocional, como un oleaje de abrazos sin cuerpo mientras iba adentrándome en su territorio, justo cuando la madera de color caramelo se postró ante su puerta, necesité un pañuelo.

Es la primera vez le que vi rendirse ante ella.