No
soy de hacer deporte, me muevo lo justo, si salgo a la calle es mayormente por
caminar, por mover el esqueleto y más ahora en invierno, así que al menos lo pienso,
ejercito en la mente la necesidad de hacerlo, me proporciono la ansiedad, cosa
que me mantiene en forma, en forma inmóvil, lo que podría engordar lo
resuelvo comiéndome la cabeza, los nervios desgastan lo suyo, físicamente me
resulta difícil conseguirlo, sólo me queda resolver lo de los músculos,
tendones y huesos, y para ello necesitaría un buen empujón al ser tan indisciplinado, pero uno debe aprender a tirarse por si mismo.
Y
mientras bajo la escalera me deslizo suavemente por la barandilla, salto por la
ventana y aterrizo en alguno de los tejados cercanos, depende con la fuerza que
vaya, así saludo a uno o a otro pájaro posado en algún cable o chimenea del entorno,
bajo por un canalón y regreso con mis esquís al hombro, una barra de pan debajo del brazo y un par de pastelitos a fumarme quince o
veinte porros.