Si son afiladas cuidarme de las posibles heridas, si son sensibles cuidarme de herirlas, entre salivas, humedades, sarcasmos, metáforas e ironías, hablar con la lengua, la materna o la que pretendan enseñarme en la escuela, haciéndome burla o adiestrándome para expresarme.
En mi caso es femenina la lengua que me atrae y también me atemoriza, la que no siempre entiendo pero pongo todo el empeño y caigo en el deseo de besarla aun sin terminar de entenderla, leerla o recorrerla con la mía, escribirla, tenerla en la boca y en mi cuaderno de notas.
Podría gruñir, pero la lengua me vibra y frasea hablando mi idioma que no siempre se entiende, lamo inconsciente en un silencio imposible. Aun no duermo y mi lengua, la de la estúpida mente, además de relamerme me miente.