Viene hacia mí volando, serpenteando como una sanguijuela, siento su volumen flotante, lo veo desde mi planeta, pierdo el sentido y cuando dejo de inspirar desaparece. Ya lo llevo dentro.
Se impregna en las paredes de mis pulmones y en mi cabeza paralizándome física y mentalmente en este mundo para dejarme saltar y revolotear en el otro.
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