El sol estaba haciendo de las suyas en aquel lugar donde se tumbó para broncearse un poco y disfrutar de una merecida siesta, pero a los tres minutos no pudo aguantar más sin refrescarse, y para tales ocasiones solía tener a mano agua en un pulverizador... Fatalidades de la vida y el estado en el que se encontraba de poco ver, además con las gafas por ahí tiradas, hizo que se confundiera de pulverizador...
Lo comento por si algún día os apetece hacerlo, un día que no tengáis nada más interesante qué hacer, procurad cerrar la boca por lo menos.
A las gafas les hubiera venido bien.
(este tipo de cosas son siempre en tercera persona)
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