18 junio 2011

Inmóvil sin parar

Volví a quedarme frío, paralizado e inconstante, además de vago, perezoso e indisciplinado, y mientras las articulaciones se resistían descaradamente por tan suculento plan, obtuve un respiro y olvidé el dolor físico canjeándolo por uno más mental.


Me encontré con unos pétalos más que marchitos, de esos que se guardan entre hojas de libros pretendiendo no caer en el olvido, es verdad, estos, entre la carátula de una cinta de aquellas de cassette, con la sorpresa lógica de un “te quiero siempre” de aquel único momento, naturalmente. Y pensé, porque pienso, en la fragilidad del momento, tanto como en los pétalos que echaron a volar, y los que recogí del suelo con cuidado para que no se rompieran en pedacitos como el cristal, y como lo que representaban, una fragilidad indestructible, potente, fuerte y eterna, así sí que se puede pensar.


A veces duele tanto como se goza de lo mismo, con lo cual es de agradecer poder cambiar de lugar sin activar el dolor que produce intentar moverse, dejarse manejar por el costumbrismo de la pesada mente.
Inmóvil sin parar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermoso, lo narrado y vos. Y sí, escribiendo así y con tu voz, te puedes permitir el lujo, el flujo and whatever you want ....Dear Smith

gsmithsolo dijo...

...anónima, supongo.
Gracias, por cierto, me lo volveré a permitir.