19 enero 2012

All instruments...

Es como quién tiene colecciones enteras de libros para adornar el mueble del salón y no ha hojeado ni uno. Tengo la casa decorada con múltiples instrumentos, cualquiera que entre pensará que los utilizo, incluso que los sé utilizar. Es algo que llama la atención en un primer momento, luego decepciona.

Ahí están, erguidos unos, tumbados otros, también en sus sarcófagos o colgados comiendo polvo, ocupando un lugar que podía estar simplemente vacío, son como amigos a los que ya no llamas y algo de amistad se va perdiendo si dejas de intimar, pero en este caso, están a mis espaldas y no suelo hablarles, tampoco parecen contentos en mis manos, cada vez estamos más lejos del deseo, me resultan ásperos y complicados y ellos por su lado aguantan estoicamente su sitio condenados además a un uso mediocre.

Es una especie de afición desde chiquitín, la música, la pintura, cosas así surgieron innatas seguramente como terapia para aliviar alguna dolencia imperceptible entonces y acentuada con el paso del tiempo, siempre poder echar mano de algún tipo de expresión como antídoto al suicidio.

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