12 octubre 2014

Soy un asesino

Desde pequeñito, hasta los doce o trece años, confieso ahora porque lo pienso y no han sido decenas sino cientos, los animales que maté conscientemente siendo aún un inconsciente, entre tantos y por supuesto en esas cantidades mayormente cuentan moscas y otros insectos.

Entonces no existían juegos virtuales ni la PlayStation, recuerdo tenía una escopeta de  aire comprimido, además de un tirachinas con los que quité la vida a unos cuantos pájaros, además de ranas, lagartijas, y una vez casi mato a mi hermano, yo era muy pequeño, cuatro años, pasaba por ahí y metí el dedo donde no debí, no hubo muerto, era un perdigón, no una bala, aunque pude haberle dejado tuerto.

A partir de los catorce o quince años y hasta ahora, dejé el crimen y no recuerdo haber matado a nadie hasta que no me saqué el carnet de conducir, después inconscientemente siendo ya consciente y conduciendo, que recuerde, una vez a un gato, a un par de perros o tres, a un pequeño y desdichado zorro, y más de un pájaro que se cruzó volando, ambos.

Y habiendo sido asiduo al crimen, me confieso culpable de haberle quitado la vida a seres vivos que se mueven por su cuenta, y si me pongo a su altura, de tamaño me refiero, son del mismo planeta, diferentes, pero del mismo planeta, para ellos más grande aún. Nosotros siempre en guerra.

Seguramente vuelva a matar algún bichín, a los que se metan en casa como plagas y no pueda controlar, al resto les invito a salir, incluso a las moscas, que a mí parecer, son las que más se "merecen morir", pero no soy quién para juzgar su existencia. Siempre que vi algún bicho en apuros, intenté salvar su vida, aun pudiendo dejar a la naturaleza con su curso, pero me sentí feliz siendo oportuno y eso que a otros les hice rabiar también lo suyo.

Llega un momento que uno es consciente de lo que hace y es capaz de juzgarse a sí mismo cuando algo no parece correcto. En una ocasión vi un crimen cruel, el de una libélula. Se había metido en la oficina, fue a parar ahí totalmente descontrolada, me levante e intenté sacarla espantándola hacia la puerta, con tan mala suerte, que con un periódico, la compañera, la dio tal mamporro que hubiera jodido a cualquiera. Una asesina consciente, su comentario hacia mí fue, "hazle el boca a boca a ver si se recupera, ja, ja, já".

Y me senté como si nada hubiera pasado, y me sentí dolido, no sólo por el comentario, algún karma le explicará todo eso, yo no pude, no creí que fuera yo quién debe hacerlo.

Así que mañana saldré de nuevo y me acercaré hasta el río, y compartiré el lugar que me dejen ocupar, pues no me siento con más derecho que cualquier otro bicho para poder estar...putas moscas!.

(un relato olvidado del verano, entre otros)


No hay comentarios: