Poco entusiasmo en el aullido, son cientos de lunas haciendo lo mismo, la misma bola fría pasando cientos de veces.
Soy un lobo viejo y mi naturaleza me incita a aullar, pero ya no es lo mismo, el desgarro no le sirvió nunca de nada a la manada, algunos la siguen clamando, para mí ya es un simple saludo obligado y sin respuesta.
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