Entré por la puerta del coño y me intriga la puerta por la que salga,
mientras tanto voy dando vueltas alerta de dónde,
de cómo y de cuándo caiga.
Dependo felizmente de la libertad de caminar,
o tristemente de la libertad de pensar,
porque pensar me deja libremente plantearme otra realidad.
Tan sólo debo cambiar de pensamiento,
buscar una playa bonita, apurar esta caña e irme a bañar
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