Lo que pasó es que se puso a llover en lo que parecía un día espléndido. Las cuevas que aparentan las piedras o sus formas justas para un rato sin mojarse, eso fue lo que nos acercó lo suficiente para la incomodidad rugosa y el amor que nunca fue. Y si entendiera que lo tengo todo con sólo mirar a los gatos.
Utilizo aquellos rotus impermeables que compré para diseñar sirenas y me pinté un rato los pies dónde cualquier día llueve de nuevo, no puedo estar quieto, la vida pasa así de lenta y me pone de los nervios su inmovilidad aparente.
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