Y me fui en mi funeral car, iba yo dentro en ese ataúd siniestro,
pensando en sus caballitos blancos y en mis caballitos negros,
abrazando a mi muerto, con sabor a piña mientras tragaba lento,
con el cerebro tumbado de ron y la realidad todo un sueño,
su cabello, su cuello, su cuerpo, su esencia, mi muerto,
mi amado muerto.
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