Se que están vivos pero estoy un poco cansado de intentar conversar con ellos, me hacen sentir una soledad aun más absoluta, igual que a mí les afecta el tiempo, la edad, el viento, la lluvia, el sol, la luna.
Cada uno de una forma, más altos, más bajos, más encorvados o estilizados, incluso lisiados, tanto ellos, los árboles, como ellas, las hojas y flores, me dejan hablar pero ni me abrazan ni me responden.
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