18 abril 2007

PERDONES

La torpeza es un fallo tonto y los perdones sin perdón otra forma de perdonar. Ejércitos de hormigas en tanto folio virtual, deseos acumulados como sal en tantos y tantos kilómetros de mar. Olvidado en la distancia defendí mi postura sin posibilidades y me quedé desarmado por tan ignorado, las palabras dejaron de viajar. La rabia bloquea, la impotencia más y me maltrato por todo, por lo que hice y por lo que no, porque algunos llevamos de por vida la culpa aunque no haya motivos para culpar. Así pues perdón simplemente por ser, por tener fallos humanos, por ofrecer siempre libertad, por amar y ser tan loco y pasional.

Desde entonces, entre depresiones y agonías continuas, justamente al abordarte ya estaba tan perdido como ahora que no voy a olvidarte. El mal no dejó de serpentear y conseguí tu perdón a un precio alto, tanto como mis errores al pagar siempre justos por pecadores, pero algo habremos aprendido aunque no lleguemos a saber la intensidad de cuando más duele, siempre será más de la cuenta. Al fin conseguiremos la esencia de quienes somos y no quisiera perderte por nada, y aunque con muchas ganas de besarte deseamos la armonía, que nada nos está siendo gratis en la vida, que quién paga el doble es por un exceso de energía. Todo parece compensar.

Ese diablo que lleva dentro y al que me dirijo en tercera persona por que sé que nada le interesa ni conmueve. Tanto egoísmo y orgullo la superan. Ese témpano de hielo, esa mirada fría, infiel y sin fondo, esa falsedad al mostrarse. Apasionado por el cebo de una lujuria bestial, por esa trampa cruel, después de morderme, pavonear su cascabel y siempre sin dejar de doler, asimilé el suficiente veneno como para querer seguir tras un antídoto, curarme y algún día poder llegar a perdonar su prepotencia y total desfachatez.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tendrá que compensar, si no habrá que aprender a declararse insolvente. Bes in!