16 junio 2008

ARCOIRIS

Para ser infinito es preciso un cambio brusco de esta realidad, algo a lo que nunca acabamos de acostumbrarnos porque sucede mediante ese poder que tiene la muerte. La transformación oculta el enigma y desvela continuamente la condena de una forma áspera y desagradable, el amor es así de egoísta cuando nos quitan lo que jamás nos perteneció, pero algún espíritu, seguramente la consciencia, anima con un dolor asimilado por naturaleza, con un desenlace que ofrece cierta tranquilidad y morbosa belleza, esa que hay en cada átomo, en árboles quemados, en el espacio que entregan para que pase otra luz, en el hola y en el adiós, en la fuerza de una sonrisa con los ojos empapados.

Todo está aquí dentro identificándose de muchas maneras, sentimientos amargos y dulces que van desde su lado al opuesto difuminando las sensaciones como un precioso arco iris,... sintiendo a toda costa.

(En memoria de Ilde)

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