09 marzo 2016

las angustias III

Miraba hacia arriba mientras caminaba, las nubes se apelotonaban entre sí, se abrían, se cerraban, se pegaban y despegaban dejando finos hilos como ramas secas, cabellos descontrolados, o algo así. Una inmensidad apoteósica.

Suelo caminar mirando al frente...incluso al suelo, pero el despliegue de nubes en movimiento era digno de ver. Me paraba en ocasiones rotando hasta los trescientos sesenta grados, observaba tan elocuentemente que un hombre salió de su finca para preguntarme si era ornitólogo, que me veía mirar hacia arriba con mucha atención...le saludé y le dije con una sonrisa difícil que miraba más arriba aún, quizás pensó que estaba loco, me despedí y seguí mirando, sólo me perdí un escaso minuto de la película.

En realidad buscaba el sol y no hay mejor manera de mirarlo que habiendo nubes de por medio. Salió a intervalos, lo sigue haciendo en estos momentos y dentro de la tristeza que me abate, siento el regalo de poder seguir sintiendo, de formar parte del cosmos.

Aunque a lo mejor estoy confundido y estoy disfrutando del infierno.




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