08 noviembre 2016

ciertansiedad

Entonces cuando necesito y no debo pedir si denota un compromiso, accedo a mi otro yo y le pido, ya que siempre está conmigo y tengo confianza, aparece igual de vivo y me concede cualquier deseo que esté en sus manos, las mismas que uso yo para coger, soltar, escribir o acariciar, e intenta consolarme, me muestra el camino al dormitorio, me tumba en el colchón, me cubre con el edredón y me ofrece ese abrazo en posición fetal.
Hasta quedar dormido, después ya da igual, en los sueños hasta puedes volar, así que si no lo consigo al menos me estiro y desde el olvido ayudo con el descanso a que mi cuerpo aguante otro envite justo al despertar, que de nuevo echaré mano de mi yo íntimo para que me conceda todo el deseo que a lo largo del día esté en sus manos, las mías.

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