Me despierto tan tarde, así de tarde me acosté, no tengo ganas de hacer café, debería tener un grifo al lado del del agua, anoche acabé con el brócoli y tengo un kiwi esperando a tirarle a la basura, pero ahí afuera con el sol ya tardío, con lo que me gusta el amanecer y la luz de la mañana, me encuentro con la primera cereza de la temporada, justo a la puerta de mi casa y entonces aparece un sofoco incontrolado que vine alimentando durante el sueño inconsciente viendo como pasa el tiempo que me dice no querer esperarme para disfrutarle. Me animo a estas horas a salir y tomarme una caña mientras sigo pensando que cualquier cosa que haga estará mal. En un par de días probaré las cerezas y recogeré un dulzor añadido a la tristeza que si no fuera por el paso del tiempo tampoco sentiría.
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