La música está demasiado baja para mí, con el ruido del motor
no soy capaz de identificar cual es la canción que suena, continuo sin subir el
volumen para no averiguarlo y así, sin ninguna referencia, imagino una
nueva melodía a través del traqueteo de las ruedas sobre el asfalto y alguna nota perdida que capto, una idea que da pie a algo que no existe y podría impulsarme a componer.
Dejo de castigarme y en su lugar consigo oír algo completamente nuevo, música en mi mente que jamás volveré a escuchar de no abandonar en algún momento la inseguridad y la pereza...el caso es que no dejo de castigarme.
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