Pasan los gatos frente a mí,
sigilosos en el ventanal me observan mientras escribo,
hacen pasarela y estiramientos imposibles
dejándome pensar mientras el fuego no para
en esta otra noche de luna gorda y un enorme vacío.
Desde aquí mismo no la diviso, al fuego sí,
sólo cuando salgo a por leña veo ese punto blanco en lo alto, la temperatura de afuera da igual, cuando entro todo sigue tan frío.
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