Uno nunca acaba, aunque todo tenga
fin, iba a enchufar la guitarra y me olvidé, interminable lo del machacarse la vida para seguir creando, creyendo,
croando y venia pensando, con el frío en la moto en lo relativo del tiempo, el
suspiro o la eternidad.
Lo que todos sentimos si algo va bien
o si algo va mal.
El tiempo no es el mismo si se está vacío o
lleno de proyectos, creativo o improductivo.
Parecía buen tiempo, otro engaño ocular,
el sol lucía y daba un brillo especial a las praderas, montes a todo lo demás,
pero el frío era otra cosa, el camino interminable hasta llegar hizo juntar al
tiempo en dos puntos, el efímero y el eterno, por no hablar del tiempo que ya llevaba dentro con el mismo planteamiento,
sentado, bebiendo, fumando, confiando en que el cosmos en general recuerde el
punto de cada ser para que surja creatividad, si es que del cosmos depende, y eso se
hace eterno.
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