22 junio 2007

Cinco Céntimos Murphy

Tenía una melodía en la cabeza y quería ponerme a trabajar en ella al llegar a casa, pero no tenía tabaco. Aparqué, hurgué en mis bolsillos y sólo me faltaba una moneda de cinco céntimos. Cuando los ochenta vecinos dejaron el ascensor tranquilo, subí a casa a buscar en otros bolsillos. No encontré, bajé de nuevo, esta vez andando. Fui a un cajero; fuera de servicio. Fui a otro; no había billetes pequeños. Fui a otro; me vi obligado a sacar uno grande. Primer bar; no hay tabaco. Segundo bar; no hay cambio. Tercer bar; está agotado ese tabaco. Cuarto bar; estoy agotado yo. En el quinto bar, en el de al lado de mi casa, me cambian el billete y cuando voy a sacar el tabaco hay una puñetera moneda de cinco céntimos olvidada en la máquina. Me podía haber ahorrado tanta tontería porque cuando quise subir a casa ya se me había olvidado la melodía, pero la cuestión es, si esa moneda ya estaba allí cuando decidí ir a un cajero tras otro y bar tras bar, por otro lado también pude haber mendigado pero no me atrevo (por los cinco céntimos me refiero), incluso podía haber aprendido música hace años pero soy muy ansioso, o quizás podía haber tarareado la melodía y grabarla en el móvil que ya vienen muy completitos, pero no tenía batería. Aunque lo más correcto sería haber dejado de fumar justo en el momento que antepuse el tabaco a la música confiando en mi memoria.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Telarañas en la alegría,
brillo en el lamento.
Energía deluz contenida...cuando te encuentres, explotarás de puro amor!
Sigues escribiendo muy,muy,muy bien, me sorprende tu cabecita y su innata genialidad...enhorabuena!
Espero encontrarte cualquier noche de cielo claro y millones de estrellas...
Tu admiradora del suroeste :)