12 octubre 2017

surcos

Volví a hundir los pies en la hierba, esta vez sin escuchar música desde la terraza, ahora estaba en mi cabeza de la misma forma que si estuviera puesta, es curioso poder escuchar perfectamente lo que no se oye más que imaginando.
Quizá funcionó el pensar en no pensar en nada, sin ser consciente de tal posibilidad, así que no sé en qué pensaba.
Mientras tanto observo el deterioro o quizá una evolución, recojo alguna rama, dejo las flores marchitas en su caduco y decolorado trono, sigo pisando los surcos y como siempre parece que no pasa nada, ni siquiera sabía que era fiesta mañana.


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