10 octubre 2017

Topillos

Camino hundiendo mis pies por encima de los surcos que hacen los topos cada noche arruinándome completamente el jardín, mientras escucho música desde la terraza.
Miro hacia abajo y de vez en cuando echo también un vistazo a todo lo que me rodea, ahora decido irme atrás en el tiempo, muy atrás, aquel vinilo recién comprado, sentado al borde de la cama, con la portada en las manos, escuchando, luz tranquila de media tarde por la ventana, ella estaba de pie, al lado de la puerta, recordándome con tristeza las malas notas del último curso.

Estoy pisando el jardín, la música ya no es la misma aunque sea la misma que sonaba, busco una luz parecida para atraer mejor el recuerdo, mientras siento los talones hundirse suavemente en los surcos levantados de la tierra, mirando al infinito, distorsionando el contenido, dejándome llevar por encima de la hierba como en una alfombra mágica, una almohada recién sacudida, tan mullida que casi agradezco a los topos sus paseos subterráneos.

Mañana daré otro repaso pisoteando el jardín y hundiéndome en cada surco, sin música o en tal caso alguna ambiental que tampoco está mal y también pensaré que podría pensar en no pensar en nada, que tampoco hace falta.


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