16 noviembre 2006

La eternidad y esa broma del amor.

Sempiternos amantes, eternos y elegantes, flotando por las calles, flotando por los parques, por deseo, por amarse, mirándose a los ojos sin querer mirar a nadie. Como pétalos sus besos, como rosas sus semblantes, abrazados en sus manos por detrás y por delante. Subidos a la cima sin pensar en bajar nunca, sin saber que el tiempo manda y del cual son ignorantes, porque todo se transforma y la flor siempre marchita, pues de un día para otro la magia se evapora y sentíamos ayer pero el ayer ya no es ahora. Esa hormona del amor, esa broma del azahar que se activa y te transforma sin poder asimilar por qué sientes lo que sientes y no avisa si se agota. Transformadas ahora las calles, transformados ahora los parques, desviando las miradas y pensando en alejarse. Parecía tan eterno, pereció ser incesante, pero eterno nunca hay nada, eternidad sólo un instante. Seguiría con frases que se intuyen, con frases que se saben, pero también yo soy eterno, eterno y ...y elegante.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Así sea!! PD: prefiero el olor del azahar que el dichoso azar. EL primero me embriaga, el segundo me marea...