No quería crecer y fui detrás de la
puesta de sol,
conservando así la luz final del día creía conseguir atrapar el
tiempo,
mi única visión era entonces el ocaso,
después de trescientas sesenta y
cinco vueltas al planeta
y sin dejar de caminar a ritmo de astro,
había pasado
todo un año viendo al sol desaparecer constantemente,
después otro año y otro más.
después otro año y otro más.
Sin saber por qué elegí el anochecer en lugar del alba o el medio día,
pero
desde luego no conseguí lo que quería.
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