17 mayo 2007

EN EL RUEDO

Ayer mientras paseaba en la moto paré en Guisando, bonito pueblo de la zona, y tomándome un botellín en un bar soporté durante unos minutos una de las corridas de toros de San Isidro. Y me dio por pensar en el control antidoping de los ciclistas y el por qué de no controlarlo en los toreros también, aunque no estoy seguro de que se haga o no, al menos no se oye hablar de ello, pero podrían salir drogados al ruedo, ya que no deja de ser una competencia entre otros toreros, los más valientes, los más arriesgados, los más dotados, los más chulos etc., los más.
Pero en todo caso a quién deberían permitir el dopaje es al toro, ya que para soportar el maltrato durante ese largo rato, entre engañosas capas bamboleantes, fortificados caballos con señor por encima traicionero, e indios tirando flechas sin arco, que no dejan de ser unos machotes, sería para darle el beneficio de un último pasote antes de ser tan cruelmente sacrificado, porque aunque en un descuido del diestro, o zurdo pero siempre diestro, se lo pueda cargar, a él lo van a matar igual, y si es preciso a cañonazos, patadas, o como se nos ocurra con la crueldad que nos caracteriza.
No voy a metaforizar con la vida humana de toros que llevamos algunos, incluso por los cuernos, así que lo dejaré como estaba, o sea, una tarde de muerte en el ruedo y yo en las carreteras de Gredos …flotando con la moto, ...y a veces rimando sin quererlo.
Acabé en el santuario de San Pedro, donde me colé en un recinto prohibido de la parte de atrás y en el cual ya estuve hace treinta y dos años de la misma forma, así, clandestinamente.
La paz y quietud que se respiraba era similar a la de entonces, no me extraña que sea un santuario. Me daban ganas de hacer yoga, meditación muy trascendental, o por lo menos tirarme en el suelo y descansar …en paz. (ya estamos)
Estuve haciendo unas cuantas fotos y como este blog es un poco soso y melancólico, lo adornaré al menos con fotos de lindo color blanco y negro, y otras de lindo color de otros colores.
Unas de una tarde de verano de 1.975, y las de ayer, que además era el cumpleaños de Daniel. Dieciocho años con derecho a voto, muy importante por cierto, y me hice un regalo inolvidable, pues yo también le parí.
Me metí en ese lugar, que recomiendo a cualquiera que desee encontrar la paz y se salte las prohibiciones clericales al menos, e hice fotos donde me las hicieron hace tanto tiempo.
Ya sabéis de mi extrema sensibilidad, así que solté alguna lágrima inevitable por quién fui y por quién sigo siendo, aunque sea difícil reconocerme físicamente, y también sonreí precisamente por lo mismo, porque tengo claro que sigo siendo.
En esas fotos tenía dieciocho años, la misma edad de Daniel ahora, y de la misma forma digo que el será siempre quién es, porque en este caso es lo mismo pensar en el futuro que en un deseado retroceso, somos siempre los mismos pero aprendemos si queremos. Y si quisiera retroceder (que no quiero) sería por ese cuerpecito de adolescente tan mono, en el cual sentía ya entonces lo que siento ahora, actuaba como actúo, pero no recuerdo que pensara como pienso.
Espero que en la tarde de ayer no mataran a ningún torero, más que nada por el revuelo, y perdón por la frivolidad, pero todos los días se muere mucha gente, gente que no quiere correr ese riesgo, incluso toros, que también pertenecen …adiós.

Permitidme dejar este comentario abierto, y no por continuar con la parrafada, sino por meter alguna foto de Daniel que en este momento y en este cyber no tengo. Así que el próximo día le haré un hueco. No me olvido.


...días después: Dani no se deja hacer una foto. seguiré intentándolo.

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