Hay músicas que uno nunca se cansa de escuchar, quizás sea por vagancia para levantarse y cambiar el disco. Es más sencillo dejar puesto el “repit” y olvidarse, no tener que tomar nuevas decisiones tras aproximadamente cuarenta y cinco minutos.
En este caso no tendría que levantarme a cambiar nada, desde estas teclas y en mi música archivada, podría buscar uno nuevo y dar al “pley” con el punterito del ratón, así pues la vagancia es mayor, o también la música como en este caso, demasiado buena.
Y estas tardes vacías que te permiten con toda libertad hacer lo que te venga en gana y al final nada sea lo preciso.
En este caso no tendría que levantarme a cambiar nada, desde estas teclas y en mi música archivada, podría buscar uno nuevo y dar al “pley” con el punterito del ratón, así pues la vagancia es mayor, o también la música como en este caso, demasiado buena.
Y estas tardes vacías que te permiten con toda libertad hacer lo que te venga en gana y al final nada sea lo preciso.
Comerse el tiempo, gastarlo tan cruelmente entre un cigarro y otro esperando a la última calada para creer que algún otro estimulo aparecerá para seguir haciendo qué.
...Supongo que seguir escuchando, aprender a no hacer nada y no sentirse tan mal por ello.
Bueno David, te dejo, tu último trabajo es otra vez melancólico y cojonudo, llevo semanas sin escuchar otra cosa, ...excepto lo que yo hago.
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