18 octubre 2007

By thE WiNdoW

Me he quedado mirando a la pared un rato y me he levantado, he puesto las palmas de las manos en ella, he acercado mi pecho y lo he alejado, he cerrado los ojos y he empezado a gatear. Con los zapatos me resultaba difícil continuar así que me he sentado al lado de un cuadro, me he descalzado, solté los zapatos y se fueron hacia la pared, al suelo de antes. Un poco alucinado he seguido gateando hasta el rincón de la puerta. No sentí mareo alguno porque desde ahí la gravedad, la mía, me hacía sentir la sensación del suelo aunque fuera el techo, lo raro era que la mesa, la silla, el ordenador, y todo lo demás no se me vinieran encima. Rápido he pensado en Spiderman y supuse que me había picado alguna araña, y es posible que sí, pero esto no me ha pasado por ninguna picadura de ningún tipo, lo aseguro, esto me ha pasado porque lo necesitaba. Cada vez que cambiaba de pared iba perdiendo el miedo, me solté de las manos y pude ponerme en pie, y también saltar, no tenía nada pegajoso que me sujetara, era como si fuera la habitación la que se movía y yo siempre tenía los pies realmente en el suelo aunque estuviera en el techo. Eso he tardado en asimilarlo un buen rato aunque sin histerismos, y he dado unas vueltas por toda la casa bajando y subiendo totalmente alucinado, no me entretuve en quitar telarañas ni hurgar en las lámparas, anduve experimentando con el frigorífico y cosas así, me costaba un poco porque tenía que saltar para llegar, pero lo conseguía desde la pared, igual de impresionante. No creas que coger una cerveza y ponerla a tu nivel es sencillo, pero lo conseguí poniéndome yo al suyo y bebí como se bebe, nada cae al suelo si tienes pensado utilizarlo, tampoco flota, quiero decir que todo va bien aunque no lo parezca, de verdad, no os preocupéis. Donde si debo volver a ser yo, es cuando necesito ir al baño, ahí debo ponerme en mí lugar y volver al suelo de siempre ...mientras no vengan unos albañiles a colocarme un baño en el techo. Dificil. Bien, pues cuando tomé confianza caminando por arriba y por todos lados, abriendo puertas armarios y demás, me acerqué a una ventana desde el techo y la abrí con cierto respeto, porque al asomarme, logicamente vi los coches pasar por mi cabeza y la falta de costumbre me hizo pensar que se me venían encima. Lo peor fue cuando miré hacía abajo y vi el cielo. Aparté la vista y volví a lanzarla en repetidas ocasiones pues sentí un vértigo inusual, un vértigo de vacío sin fin ...vamos, que si me diera por suicidarme tirándome me moriría antes del hambre que de la ostia. Al rato pude sentarme en el altillo de la ventana con los pies desnudos colgando hacia el cielo, me fumé un cigarro, me calcé los zapatos y con dos cojones salí por la ventana.
...ya continuaré en otro momento, …quizás.

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