Las sensaciones en las yemas
de los dedos, sobre todo al escribir, el tiempo, ese eterno…y todos los colores
y los deseos y los sueños, ilusiones, todo eso, en la mente que no se permite un letargo, largo, y todo ahí aprisionado.
Hace un rato salí a caminar, me encontré con la luna en esa misma posición, no es que sea un lunático, que sí, pero no había nada más apasionante qué mirar en tan corta caminata. Estaba como la punta...la puntita de una lengua, con nubes cercanas a modo de narices y barbas, resplandeciente. En unos días, tremenda.
Paso
tanto tiempo al ordenador, editando fotos, videos, música y su puta madre, que
tengo una imagen totalmente virtual de la realidad. Cuando me veo en el espejo parece que puedo borrarme …así, con el índice.
Esta es una especie de luna que me dió por dibujar, lo hice de una forma y al terminarlo lo vi de otra, sin querer tiene un doble efecto óptico, lo mismo está en relieve, que bajo relieve, si se fija un@ un rato se ve de ambas formas. Publico el mismo dibujo dado la vuelta para facilitar el efecto. .
Las
mañanas, generosas con las vistas, un especial saludo al rato de despertar. Podían
ser totalmente negras, pero siempre hay algo esperanzador en un amanecer, un
color, un filo sonrosado en el infinito que termina por engullirte sin darte
cuenta y se supone que conduce tu ritmo.
A
mi en particular me afecta mucho todo este rollo, me siento demasiado pequeño e
insignificante y al mismo tiempo noto una sensación tan enorme que no cabe casi
aquí, demasiado grande, para ser tan pequeño.
Desde
el coche me siento como un ácaro debajo de la cama, ese cielo negro tapado por
las nubes, el colchón, y alguien acaba de dar la luz que veo por uno de los
lados que el edredón deja abierto.
Seguramente
es más chulo esto, el ejemplo no deja de ser una fea comparación, y los
ácaros también son más feos que yo.
Caminaban
monte abajo, entre pinos y castaños. Un alud de colores inundaba cada
paso, él, sólo pensaba en volver a coger su mano y también en algún milagro para
terminar perdidos por aquel lugar, dejar que la noche borrara los caminos, imaginaba quedarse
incomunicados, ser las dos únicas personas en el planeta, quizá así, ella...
Seguían caminando, callados, con pensamientos opuestos, la luz seguía
brillando y colándose por cada hueco que dejaban las sombras en el bosque, cada
uno en un mundo, uno, con un futuro apasionante, otro, con los sueños
totalmente rotos.
Zorros, búhos,
jabalíes, alimañas nocturnas, pues se hizo la noche y después de extraviarse
por fin, encontraron un cobijo entre piedras. El frío, el suspiro del viento,
hicieron que ella volviera a abrazarle durante horas amparada por algún miedo, y apoyados
en las rocas entre las hojas secas, besó de nuevo sus labios... Después de tantos pasos
observando, sintiendo, imaginando, lo cierto fue el llanto, la imposibilidad de
reprimirlo. Un casto abrazo entre lágrimas después de admitir el fracaso, el
pañuelo empapado, y mientras, la tarde agonizaba
con el camino bien señalado para un regreso sin pérdida. La tierra comenzó
a rotar otra vez y sus colores se extinguieron definitivamente.
Sufrir o no sufrir...no sé en qué parte del blog puse esta estupidez, aunque también sea la cuestión. Matizando, porque ya que se elige sufrir que sea en condiciones, en toda regla, con la mayor de las tristezas posibles, si se hace algo que se haga bien, superando incluso en tristeza otras causas que creíamos más trostes...digo, tristes.
Si eligiera ser feliz, querría ser el tío más feliz del mundo, pero no me apasiona la felicidad, o el tenis, o la danza, o las matemáticas, lo que se me dan bien son las tristezas y me especialicé en ello para ser el más triste de todos los tristes. Ejercer. Ni tristemente feliz, ni felizmente triste, más bien tristemente triste.
Con este último cursillo he conseguido llegar muy alto, así que cuanto más triste estoy, más felices supongo a todos los que eligieron lo contrario.
No he tenido un sueño. No iba caminando por un lugar, ni de repente me caía y no llegaba, ni abría una puerta sin pared, ni sentía angustia por dejar de respirar, así que podía estar muerto porque no soñaba con nada, ni era consciente del frío o el dolor, estaba inmóvil y no sentía nada.
Creo que cuando duermo, muero, pero ahora estoy despierto y todo es diferente. Caminaba por un lugar, de repente me caía y no llegaba, las puertas cerradas, sentía angustia por dejar de respirar, pero estaba vivo y lleno de sueños, consciente del frío y del dolor, seguía caminando lleno de sensaciones rotas además de rabía.
de cara a la pared sin decir nada, solamente pensar
sin dar ninguna opinión en alto
indagar más dentro donde todo ya está oscuro a rabiar
las luces apagadas busco en este cenicero
la colilla olvidada, esta vez no encuentro nada
ni un rincón sin quemar, ni un espacio abierto
nada que pueda volver a gastar
no recuerdo las palabras, pero sí las sensaciones
a través del silencio
babear, callar, correr, saltar, volver con el señuelo
aceptar el caramelo, procurar no ladrar
saltar con el brazo en alto, arrastrarme si la mano va al suelo
sentarme al sentir la caricia en mi pelo, aceptar el caramelo
y mientras tanto, pensando en ladrar a la vez que me someto
es mejor estarse quieto, tendré probablemente opción al mejor hueso
y esperar a no perder el collar
de cara a la pared sin decir nada, solamente soñar
y aceptar el caramelo
bésame como a tú perro
bésame como a tú perro
bésame como a tú perro
.
Letra, música, instrumentos, grabación y producción en general: Gerardo Smith Solo Bajo y otras guitarras: Fender Stratocaster Batería: Loop golpes McCa.
Esto se gestó en un principio para un regalo pensando en mi "encuentro divino", que al parecer ya ocurrió ...pero yo quería otro. The gift, está prácticamente acabado, poco más se le puede añadir además de una esquela, en estas cosas ocupa uno su tiempo en lugar de andar haciendo gamberradas.
Parece más, alguien descuartizado que hundido, bueno, no sé, sea como sea las cosas en tres dimensiones dan un aspecto más drástico, lógicamente, las que son drásticas, claro.
Pero da igual lo que parezca, es muy importante tener algo qué hacer siempre, aunque no sirva ni para regalar.
Apago el pc, el equipo, apago las luces. Intento apagar también mi cerebro pero no puedo. Me doy por vencido. Intento dar con mi cuerpo en las nubes de la cama, pero es tan pesado que el caer en picado me hace vomitar terror sin poder gritarlo. Batallas de la mente.
Sutileza para respirar sin mover el pecho. Sutileza para mantenerse en pie sin llegar a pisar del todo el suelo. Sutileza para no manosear tanto al respeto. Sutileza para soportar contradicciones, confusiones, desvaríos. Sutileza para gritar en silencio. Sutileza para escribir sin ser torturado por ello. Sutileza para expresar el temor de no ser sutil e intentar ser aun más sutil por temor.
Ayer encontré un paquete de barro para modelar entre cachivaches varios. Estaba en perfecto estado, herméticamente guardado, aunque hace ya años del último trabajo. Así que no dudé en abrirlo y poner encima mis manos.
Ahora el olor de esa pasta me acompaña a cualquier parte, aun sin llevar ningún rastro encima, todo me huele, incluso me sabe a ese barro.
Quizá la razón esté en el motivo que elegí para modelar. Es la forma tridimensional de un cuadro que pinté hace tiempo, un ser hundiéndose en lo más negro de lo más negro y que ahora se mimetiza en un muñeco voodoo. Supongo que es un extraño autorretrato de entonces, que por los mismos motivos, ahora vuelve a estar vigente.
Me han leído la mano izquierda, las líneas, lo han hecho como traduciendo un idioma, unos segundos de visión y rápido, dirigiéndose seriamente a mi careto y con total seguridad, me han dicho.-¡Vas a tener un encuentro divino!- esas han sido las palabras y no otras, no he podido preguntar más porque el asunto se ha liado, y de repente todo el mundo quería que le leyeran sus manos izquierdas, las líneas.
El caso es que estoy pensando en un par de cosas "divinas", una, morir…en breve, e ir a encontrarme con dios cara a cara, y otra, que venga la mismísima virgen y tengamos un pedazo de encuentro.
Me creo más una cosa que la otra, pues es difícil que haya virgen en este mundo que me quiera encontrar, y la de madera y tela, no me revelarán el secreto hasta que tenga a dios delante y me explique, cómo pudo ocurrir algo así.
Sin querer tentar a la suerte...mala, dejaré de comentar ese par de posibilidades llenas de divinidad y me centraré en la mirada de quién me hizo la traducción.
Más bien pienso, que querría decir que tendría un encuentro…fabuloso (hoy se me han acabao dos mecheros ya, con este), y pienso que me dan un poco de miedo los encuentros “fabulosos”, porque los últimos encuentros “fabulosos” que he tenido, han sido de fábula.
Así que pensaré mejor, que la pitonisa quería ligar conmigo. Más coherente con el asunto, para que la vida siga siendo divina más a menudo.
De momento quiero mi encuentro divino, y otro día pongo la derecha.
Costumbre por costumbre mientras espero encontrar sin buscar. En vez de seguir, siempre volver a empezar, y sin los cinco sentidos completos. Acostumbrarse a sentir mermado, otro hueso para la costumbre.
En los oídos un pitido que me impide escuchar, perdí vista por mirar demasiado, gusto por tanto fumar, olfato por lo mismo o por cualquier etupidez igual, quizá sólo me queda el tacto y todavía aprender a…tocar.
Confuso sin controlar el sentido que calme la sed del espíritu, ese que se cuestiona y sólo debe existir mientras se está vivo. Llegar a entender algo, si es que puedo con la mente, la que ahora le cuesta con los cinco, la que pretendí que podía agilizar desde el sexto, al infinito.
Y notaba el hueso que me protege el cerebro mientras empujaba con las yemas de los dedos, intentando hacer un agujero para tocarme la fibra. Si llegara a tocarlo, no sé lo qué haría en realidad, buscar dónde? en qué parte? qué cosa cambiar? ...o joder algo más, seguramente aplastaría, no sin asco, con el índice y el pulgar, cada masa viscosa y pretender así amortiguar también el dolor del agujero. No puedo, y ahora a dos manos, a un ritmo similar, maquinando desde afuera para mitigar en algo este puto dolor craneal.
Pisar bien, pisar mal, no saber donde pisar, pisar de nuevo, sentirse pisado, no querer pisar, pisar sin querer, cojear, pisar de pie, de cabeza, o sentado, pisar de puntillas, pisar a gatas, incluso arrastrado, pisar dormido, también soñando, pisar bien o mal, pero siempre pisando.
Siempre me bañé en bolas, quién me conoce lo sabe, no entiendo otra manera de hacerlo, así que no sacrifico ninguna parte de mi cuerpo para el placer y llevar un bañador es un cilicio. También me resulta aparatoso nadar. .
Paseo mis cojones entre piedras y helechos porque es así como elijo, también paseo mis codos, manos y nariz...tengo el mismo derecho que los bichos del monte, y estos no me critican, sólo quién sabe estar desnudo/a, sabe de lo que hablo, me paseo pero no me exhibo.Siempre me alejo lo suficiente para no molestar, porque no hay nada peor que te hagan sentir desnudo y no me apetece nada estar como un bicho en un zoo ilógico. .
En el fondo es una suerte, porque conozco sitios más auténticos que los que buscan hacer del campo una continuación de la ciudad.
Para hacer fotos como estas, es preciso ponerse el teléfono cerquita de los cojones mientras estás sentado y piensas en la de cosas interesantes que debe haber por hacer.
Siempre me voy con la luna demasiado lejos, tanto como para sacarla de su órbita…y de la mía.
En realidad todos los lunáticos somos iguales, ingenuos dueños de algo inhabitable, empeñados por pura estupidez en hacerla placentera, con lo incómoda que debe ser para el amor.
Los científicos deben flipar con nosotros.
Digo yo, que se estará mejor con las estrellas…de Hollywood…o del rocanrol.