Cualquier cosa
que pasa cada uno lo ve desde su yo, y se sigue siendo el mismo yo pase lo que
pase e imposible verlo desde otro punto que no sea desde el yo.
Si todo es tan
simple y único y a la vez tan multiplicado, cualquiera podría ser cualquiera y
según se es, podría estar arriba siendo malo y cabrón, abajo protestando, a un lado
indiferente, al otro malmetiendo y robando, en un extremo suplicando en el otro
pasando o también reivindicando, en millones de puntos infinitos con infinitos
significados, de la misma forma que somos y siempre siendo yo, dueños absolutos
de cada situación o de cada cosa que nos pasa, y a todos nos pasa cualquier
cosa, y la que no se asimila nos mata, la muerte y la vida o la
vida y la muerte, como una lágrima se seca y otra brota y parece la misma, la
de hace un rato, la de ayer y por las mismas cosas u otras tan parecidas, la
misma lágrima, la misma sonrisa, el mismo desprecio, el mismo amor, el mismo
dolor, el mismo ingenio, la misma situación, la misma sensación, la misma tristeza o alegría, el mismo gozo, el mismo horror.
Somos muchos
yoes formando parte de ser tú porque somos yo.
Y así lo veo
ahora, que no estoy ni mínimamente fumado, y en la parte de tu yo, a mí me ha
tocado ser yo.
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