Y me preguntaron que cual
era mi guerra personal, teniendo en cuenta lo que tengo, y no supe qué contestar, porque
era obvio responder que mi guerra personal es conmigo mismo, nada importante,
lógicamente comparado con las guerras de los mundos, pero mis guerras tengo, sencillamente
por puro inconformismo, que hace que pierda
importancia la realidad de cualquier entorno y retrotraerme hasta el punto de
no valorar lo que se pueda tener, ni dentro ni fuera.
Cada uno por lo menos somos dos
y nunca en igualdad de condiciones, normalmente dándonos la espalda hacemos
caso al más inútil y equivocado, pero el que más fuerza tiene por costumbre, y
por costumbre reaccionamos mal y a sabiendas.
Entro en guerra cuando me planteo qué sucedería si por una sola vez hiciera todo lo
contrario a lo que hago, y me vence la cobardía, e intuyo
que decir "no" debe ser una liberación reconfortante, aunque por falta de costumbre me seguiré
quedando sin saberlo, además de perder los nervios.
La guerra con uno
mismo se extiende a la guerra con los demás, y eso al tiempo, hace
dar un valor erróneo a la soledad y alimentar sobre todo la angustia, la cuestión es que
es imposible que no haya guerras en el mundo mientras algunos, muchos,
sigamos teniendo las personales.
Yo soy el primer bélico pasota por estar en guerra y no luchar conmigo mismo para no dejarme vencer por las emociones, lo único que saco en claro, es que, en la
misma posición que como, también cago, y todo lo que pasa por mi cuerpo, hace
que me mantenga, pero al final es una mierda, una costumbre.
De vez en cuando debería ayunar, que no es malo, de la misma forma descansar de...defecar.