El camino que recorre el agua reciclando tanta mierda que
le dimos a lo largo del verano, ese lento y fluido recorrido que no excluye ni
una gota, excepto la que siempre se evapora, esa mezcla entre si misma que no
sabe donde empieza y dónde acaba, que acepta mis calores y me refresca el
pensamiento para templar tanto aislamiento que me surge de por vida, ese agua
que no bebo si no mezclo con alcohol, que asumo su pureza y lo incoloro del
color, y aprovecho observando quieto cual lagarto inquieto, saciando por supuesto buena
parte de mi sed.
Y mientras miro como pasa, pienso que ella cruza y bebe de
mis sueños, que se atreve a dar el sorbo que refresca sus entrañas y lo
devuelve reciclado y muy caliente por encima de mi piel. ...sí, o no? (es una pregunta retórica)
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