El otro día conocí a todo un lagarto, azul y verde, dijo llamarse "Blugrín", pero no se dejó coger, me chuleó todo lo que quiso y no pude ponerle ninguna trampa, estuvimos jugando al escondite en el tronco de un árbol caído en el charco. Reconozco que me faltó cierta agilidad.
Al final fue más sencillo capturar a una prima suya, una lagartija común, pero con mucho estilo, dijo llamarse “Fina”, se marchó rápido.
Y esta es "Trim", una de las tres culebras que llegué a coger una tarde de junio mientras observaban a las truchas saltando en uno de los desniveles del río, por cierto, llegué a “cazar” una (trucha) de las que saltó, como si yo fuera un oso esperando un salmón, pude atraparla mientras volaba, la solté rápido, no dejaba de menearse y parecía necesitar agua. Yo ya había comido ...salmón.
Quién vino a mí por sorpresa una tarde, fue una libélula azul bestia, es que no sé que calificativo poner a un color tan intenso y…bestia. Se posó en mi calva nada más salir del agua, parecía estar esperándome, pero cuando fui a hacerle la foto no lo permitió, se alejó sin decir nada, ni pío.
Supongo que alguno de estos bichos, tendrán quizá un recuerdo de este otro bicho, de la experiencia de haber estado expuestos a cualquier cosa, y más teniendo dos corazones, uno en cada mano.
Por último, están las chicas del pueblo, otra clase de "bicho", además suelen ser guapas y estar estupendas, pero no sé qué técnica utilizar para su caza, de momento sigo utilizando la de ser yo la presa.
En mi linea.
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2 comentarios:
Anda...que suerte que tienes,si hasta el nombre te dieron!
ahora solo falta conseguir el nombre y el teléfono de los bichos desconocidos
...dicen que no utilizan teléfono, que quién quiera saber de ellos vengan a verles. Lo siento, yo hago lo que puedo, y nuestras comunicaciones cibernéticas no les seducen ni un poquito, necesitan un contacto más caliente, dicen!
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