Cada día viene y se va siempre en la noche, la vida y la muerte juntas y a oscuras, esperando según los sueños o las realidades que pare el tiempo o pase cuanto antes, aun yendo al mismo ritmo puede parecer poco o puede parecer interminable.
Pero es aquí y es ahora, los minutos sesenta segundos, mientras pretendo poner consciencia al instante sin estar seguro de que no haya día sin noche, vida sin muerte, placer
sin dolor o incluso amor sin amor, aunque esto último es más improbable.
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