Provocado sin piedad, revolotea de continuo en mi desgastada mente, picoteando en cada pared de mi cavidad cerebral como un pájaro carpintero. Consciente del poder, me ceba como a un pavo para hacerme seguir creando mediante el dolor, y al explotar, recoge mis pedazos maltrechos, los cose y los recose a máquina, más doloroso que a puntada y dedal, sintiendo cada punzada para después volver a empezar, dejándome la piel llena de parches como la cabaña de un sioux, o de un apache, no sé muy bien.
Me inyecta continuamente su aire embriagante y lejano mediante esos hilos posados en el infinito trayecto de millones de postes clavados, o por oleajes guiados por cada fase lunar, o por ondas hertzianas, o por fibras subterráneas, telepatía, signos inmortales o sencillamente por línea directa al corazón, creando taquicardias sin control.
Me alentó a cambiar de tema, fingidamente, pues no me quiere soltar, censurada siempre por sí misma, erguida y resuelta entre ocres y rasgos finos, así es su esencia.
Titula que hubo un tiempo en que lo fue, pero no se lo cree…La Musa, que me usa y no lo deja de ser, y lo peor…es que no quiero que lo deje de hacer.
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