un día igual

El cielo no lo sabe, pero hoy ha sido lunes, yo lo he notado, aunque podría confundirlo con un martes o un miércoles, y también un jueves, excepto el viernes, sábado y domingo...que se les ve venir.

Estos últimos también tienen sus cosas, los domingos no son mejores, salvo en raras ocasiones.
Aunque esté inmóvil el fin de semana en mi casa de otoño/primavera/verano/invierno se nota el día que es.

Al cielo le da igual poner cualquier luz, porque sólo nosotros somos capaces de verla diferente si hay que madrugar, la luz cambia dependiendo de las situaciones.

Ahora es de noche, y el cielo no lo sabe pero ya es martes, yo lo noto, noto como las horas que se encaminan a la mañana van avisando para cortar el rollo con un descaro al que uno nunca se acostumbra.

En breve, si las cosas van como deberían ir, yo seré como el cielo y no sabré de horarios ni luces más que las que yo sea capaz de encender o apagar.

Perder la noción del tiempo, verlo pasar dependiendo de la longitud del cabello, en vez de contar días, contar centímetros, o mejor los kilómetros que me separan del pasado.

Ahora estoy aquí sentado, soñador atrofiado, viajero inmóvil, disfrutando del silencio en su más extendido significado, con las puertas del verano abiertas y sin timbre al que llamar, dueño de un futuro incontrolable...qué cosas!

Nunca me tocó la lotería cuando tuve hambre, sólo cuando estuve saciado, y no lo supe disfrutar, pensaba que lo que brotaba no dejaría de hacerlo.

Así que me voy a acostar, que se supone que estoy cansado, lo suficiente como para saber que no es día libre mañana, ni que el amor me espera en ningún lado más que dentro de mí, donde los sueños no me dejan soñar dormido, y que el amanecer no me dará otra opción que no sea la del despertador para soportar una luz fluorescente.
Algún día olvidaré que mañana ...fue miércoles.


.