29 mayo 2012

Y todo quedó en nada

Se acabó la magia, la esperanza por los detalles del pasado, el temor por las coincidencias. Ya no debe acojonar nada.
Ahora todo lo que suceda serán casualidades ajenas, sin ningún punto en común, ningún enigma para descifrar o intrigarse.

El trisquel desapareció por completo aunque todavía llevo el amuleto, apareció una mancha en la piel con esa tinta concentrada, a modo de tatuaje en la misma dirección del dedo, del anular, último vestigio del amor o confirmación quizá de la vejez, un lunar que antes no tenía, el anillo lentamente fue difuminando su carga. Una marca para siempre.

Aquel águila imperial pocas veces planea cercano, vuela a lo lejos, unas veces sólo y otras comparte caza, libre como siempre y en su armonía animal…sería otra chorrada.
Los astros perdieron ya su alineación radial con nuestras cabezas, quizás dentro de diez millones de años coincidan con otros personajes parecidos, o con nosotros mismos de nuevo y sin saberlo.

Será el final de la primavera, donde todo se ha calmado, por costumbre, si es que la sangre se alteró, ahora sigue brotando por dentro mientras se acerca el verano, con las mismas estrellas brillantes, si la luz está apagada se les verá más grandes, sin dejar de pensar hasta que vuelva a pasar, para entonces como ahora, no parar de pensar en nada más.

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